Relato número 2: Un mundo de muertos vivientes

Un mundo de muertos vivientes

'Notó un chasquido, un sonido agudo que le hizo saber lo que estaba ocurriendo. Vio como la sangre caía por su cuerpo hasta que empezó a desmayarse. Los dientes de aquella cosa que nunca había visto le arrancaron sus músculos, le dejaron sin carne y provocaron una hemorragia que se llevó su vida.

Así fue como murió el primero. Así fue como los muertos vivientes comenzaron a extenderse por el mundo. Nadie sabía cómo ni cuándo habían surgido, pero todos tenían en mente el riesgo que conllevaba acercarse a ellos.

Te buscaban, te miraban y te devoraban. Te hacían sentir como tu propio cuerpo era un saco de arroz que se desmoronaba al abrir una parte de él. Luego te descuartizaban con los dientes y te dejaban morir lentamente para que jamás te levantases.

Esos muertos eran seres que nunca jamás deberían haber llegado a nuestro planeta, pero llegaron. Llegaron y lo hicieron para quedarse para siempre. Nunca se marcharían, pues su objetivo era inyectar en nuestros cerebros la maldad de sus podridos sesos.

Esos muertos en realidad no estaban del todo muertos. Esos muertos tenían casas, casas lujosas. Tenían grandes coches, criadas, barcos privados. Esos muertos eran los más vivos de este planeta. Esos muertos eran los que mataban a los vivos, a los que luchaban por sobrevivir.

Esos muertos dirigían países, controlaban instituciones, y salían en la prensa de los vivos. Esos muertos prometían la mejor vida al resto de la población para luego darse un manjar con ella. Te ofrecían su mano para, cuando se la dieses, acabar con ella. Era su oficio.

Hasta el día de hoy, nadie ha sido capaz de pararlos. Dicen que te conviertes en uno de ellos cuando dejas que te den a probar de su carne, esa que le roban a los vivos.'



Al leer esto, Trevor pensó: 'Por suerte, el dinero sigue teniendo más valor que la sangre. De momento'.  

Comentarios

Entradas populares