All I want for Christmas is... Vamos a correr a la montaña

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Bajo por el sendero de Jarapalos, en un lugar que probablemente no había estado en mi corta vida, y un señor que ya había saludado antes alza la mirada y me lanza un grito: '¡Qué gran forma de celebrar la Navidad!' Sonrío. Tiene razón. Le contesto y le deseo Feliz Navidad. Creo que no necesito regalos, este ha sido el mío del 2017. 

     Bueno, dado que no se puede mentir en esta sociedad, pues el servicio de espionaje controla cada uno de nuestros pasos, debo puntualizar que sí he recibido regalos: unos calcetines, unas mallas y una camiseta térmica. Digamos que todo enfocado al Running. Y claro, como andaba un tanto cansado de salir por el asfalto me dije: '¿Por qué no?' Rompí el hielo y me lancé a por los senderos, a desgastar mis zapatillas, a pasarlo en grande. 

Lo cierto es que poca gente se percata de que solo somos unos cuantos locos los que salimos a disfrutar el día de Navidad de una forma diferente al resto. Levantarse, abrir los regalos con tus seres queridos, sobre todo con los más pequeños, y ponerte los tenis son sensaciones que solo pueden ser vividas una vez al año. A causa de ello me lamento por no ver a más personas que se sumen a este movimiento, y que, por el contrario, opten por beber y salir de fiesta esta noche tan especial. 

Cada uno trae sus gustos consigo, y respetados deben ser, sin embargo, se debe valorar lo que hay más allá de nuestras paredes o de las de otros. Y es que fuera tenemos la felicidad, tenemos rincones, tenemos la introspección dentro de nuestro ser, y tenemos historias para traer a casa. Correr solo es algo muy especial, pero más aún en fechas especiales. 

Muy probablemente, el secreto de estos momentos no está en recibir el regalo que habías deseado, sino en saber valorar los que has obtenido durante todo el año. El compartir cenas con tus seres queridos, el lanzarte a nuevos retos, etc., eso es realmente lo que nos hace humanos. Confío en esta postura de la vida, porque el correr me ha demostrado, ya en dos navidades, que te puede hacer sumamente feliz. 

Lo mejor de todo ello es que solo necesitas tus zapatillas y algo para resguardarte del frío de la montaña. El resto lo pones tú. Ya lo decía Jean Paul Sarte: 'la felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace'. Personalmente, lo paso en grande con esto, por pequeño que sea. 

¿Y tú? 

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