¿Gratis?: Bienvenido a mi vida

Sí, probablemente todos habremos sido testigos de este tipo de afirmaciones, o protagonistas de ellas en el momento en el que alguien nos ha ofrecido algo de manera gratuita. Es como pura dinamita en nuestra sociedad el hecho de los objetos o los servicios gratuitos, tanto que, incluso encontrándonos en un mundo guiado por el capitalismo estadounidense, rechazamos muchos objetos de calidad simplemente porque otras empresas nos los proporcionan sin dinero a cambio.

De esta forma se crea una especie de 'vicio' hacia lo gratuito. Da igual que lo que nos proporcionen sea algo totalmente nocivo; si es gratis, bienvenido sea. Así pues, no son pocos aquellos que caen en este tipo de afirmación rotunda, si se puede llamar así, y terminan por rechazar la calidad con la única finalidad de ahorrarse unos pocos de euros o dólares. Esto deriva en problemas como enfermedades, en cuanto a objetos de la vida cotidiana, o en desuso de otros dedicados al ocio.

Desgraciadamente, no es esto lo único de lo que me dispongo a hablar hoy, sino de aquellos que invierten una gran cantidad de dinero en un bien y a la hora de mejorarlo no pagan ni siquiera céntimos. Durante mi última clase de Ciudadanía nos dispusimos a comentar ciertas imágenes de artistas callejeros como Bansky, OakOak y otros de menor reconocimiento. Me llamó especialmente la atención la manera en la que los alumnos miraban fijamente la pantalla proyectada: algunos con desprecio, otros con admiración, y otros, menos por suerte, esperando un mensaje en su nuevo Iphone 6. Bueno, ¿algo normal no? Eso mismo pensarán muchos de los lectores de este blog, sin embargo, hubo algo que lo cambió todo.

Fíjense en el enorme detalle dado en el párrafo anterior. Un Iphone 6: un teléfono que puede llegar a alcanzar las 4 cifras en el mercado mundial, una máquina de trabajo que muchos adolescentes no saben utilizar correctamente y que se ha convertido en el regalo estrella de las últimas navidades, un utensilio profesional, no de ocio. A continuación de este, aparece el siguiente. Mientras nos quedábamos perplejos con el arte de estos chicos desconocidos por la sociedad, apareció, sin esperarlo, un dato que cambió la clase. El propio Bansky había creado una App únicamente disponible para usuarios de Apple, la cual alcanzaba un precio de 0'79 euros: menos que un café, menos que unas fotocopias de filosofía...

Uno de los chicos (aquel que siempre responde por encima de los demás), comentó que 'si no tenías ese móvil, era imposible tenerla'. Justo un instante después se oyó la voz de su compañera. He aquí la clave de la historia. La chica, portadora de un Iphone de último modelo alzó la cabeza y sentenció frunciendo el ceño: 'pero que cara es esa aplicación'.

Y ahora me pregunto: ¿dónde está ese capitalismo tan importante y salvaje cuando se aplica el término 'gratis'? Desde que uno se levanta hasta que se echa el edredón por lo alto de su cabeza con la finalidad de no oír nada más que el silencio de la noche, escuchamos, porque prestamos atención (queramos o no), ofertas sin coste alguno. Llegados a este punto, si somos capaces de gastar hasta un sueldo mensual de un español en un teléfono, como no lo somos para consumir en su interior, o para mejorar nuestra calidad de vida familiar, ya que siguiendo este esquema, si invertimos de primera hora en nuestro hijo, deberíamos esforzarnos por mejorar su futuro y presente cada día.

Creemos ser lo suficientemente maduros como para saber cómo administrar nuestro dinero, pero, a pesar de ello, cometemos errores tan infantiles como dar a la propia infancia objetos que dan lugar a una evolución (o involución si se quiere ser más preciso) negativa y a desarrollar un sentimiento 'capitalista' que se combina con una forma de ser 'gratuista'.

Es un 'seguiré comprando' que entra en contacto con un 'si me regalas algo de valor'. De seguir así, nuestro futuro será una constante lucha entre bajos precios y muchos, muchos bienes sin dinero a cambio, los cuales serán seguramente bienvenidos a nuestra vida.

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